viernes, 8 de octubre de 2010

Dario Mazzola - Director Técnico

Llegó en enero de 2007, en la temporada 19.
Y apareció como el entrenador que, por fin, podría lanzar la carrera del equipo. O así lo vendió el propietario, que se jactaba de un fichajeespectacular y sorprendente.
Sus referencias eran escasas y era su primer reto como entrenador en las ligas mayores. Desde el comienzo baso su éxito en el trabajo continuo y sin grandes gestos. Y al final el tiempo le daría la razón. Su habilidad en el fichaje de jugadores creó un equipo mítico que en la temporada 22 batió todos los records estando a sólo dos puntos de la temporada perfecta. Gran conocedor del fútbol italiano intentó traer a los mejores jugadores transalpinos… pero algún problema en el lenguaje le jugó malas pasadas y el equipo se llenó de Rumanos, (ver nota de prensa 30/02/2007), que a la postre resultaron esenciales, en lo que se dio por llamar la “conexión rumana”. Evolucionó el mediocampo del equipo hasta convertirlo en un equipo temible.

Su palmarés incluye un título en VIII, y dos segundos puestos en dicha categoría, además de otro segundo en VII y ascenso a VI, donde hasta la temporada 30 ha mantenido al equipo en seis temporadas... con desigual fortuna.

No es un entrenador espectacular, pero se caracteriza por saber sacar lo mejor de lo que hay, como lo demuestran las seis temporadas en al élite de VI con un equipo infinitamente inferior a sus rivales…

Desde su llegada al club se encontró primero con numerosos “personajes” del staff directivo que invadían su terreno y hacían difícil su trabajo con los jugadores, la mala suerte y los reveses de la fortuna en las temporadas 20 y 21 lo que le llevaba a adoptar una actitud de revancha y venganza cuando llegaban los éxitos. (ver notas del 08/11/2007 y 21/11/2009).

Su manera de ser, dura y algo distante con la plantilla, no le ha hecho dejar de valorar a los buenos jugadores y, especialmente, a los veteranos. (Nota de 29/01/2008).

Su italiano varía a veces para adaptarse a los interlocutores y hacerse más o menos comprensible según la ocasión. Yendo desde el más clásico y verdiano al más “playero” y “litronero”. (notas del 30/01/2007, 08/11/2007, y 21/11/2009 entre otras…)

Su carácter algo débil y bastante inseguro, diga lo que diga su ficha de Ht, han hecho que a pesar de que el Propietario parece haberle dado carta blanca para gestionar el equipo y contratar nuevos jugadores, tras conseguir llevarlo a lo más alto e incluso reconstruirlo tras el terrible momento de lo que se ha dado en llamar “la liquidación” al final de la temporada 21, sin duda quedara algo trastornado y haya perdido confianza. Y sobre todo por los constantes ataques del Propietario, hombre brusco y visceral, que choca frontalmente con su espíritu clásico y humanista, su sensibilidad Italiana y su gusto por el arte, hasta en el Hattick. Por ello tras alcanzar el ansiado título y los sucesivos y fulgurantes ascensos que han llevado al equipo a la VI categoría, parece que la responsabilidad y el miedo a volver a la caída desde la cima, le han atenazado y el equipo se ha ido consumiendo, viviendo de las rentas y de los veteranos jugadores hasta la extenuación. Ningún gran fichaje, ningún gran refuerzo, ni siquiera jóvenes valores a los que formar y entrenar. Ello ha hecho que las arcas del club engordaran hasta límites multimillonarios, lo que ha confundido a algunos que han creído ver la mano firme empresarial del propietario tras ello. Graciosa ironía.

Parece que tras cinco temporadas viviendo en el limbo de la VI, en la temporada 29 empiezan a moverse las cosas… pero poco.

En el ámbito personal, conocemos que es descendiente de una importante estirpe de futbolistas turineses: los míticos Mazzola, tal y como dice en sus declaraciones de presentación en su pagina de jugador del club.
Valentino, el abuelo, mítico jugador del mítico “Gran Torino”, y precursor del concepto del futbolista total, que falleció junto al resto del mítico equipo en el trágico accidente aéreo de 1949.
Y Alessandro, el padre, que fue una gran estrella en el Inter de Milán en los años 60’s y 70’s y que si bien obtuvo una eurocopa no alcanzó ningún mundial.
Quizás estos antecedentes familiares aportan un toque de fatalidad a su carácter y a su destino...

Hombre introvertido y duro en el vestuario, poco aficionado a tratar con la prensa prefiere mantenerse concentrado en su trabajo y asume mal las críticas guardando siempre un ansia de venganza y respuesta con los hechos. A veces sus respuestas no son las esperadas. Como aquella ocasión en la que le pedían unas declaraciones sobre las conocidas palabras de su padre, Sandro, sobre el abuelo D.Valentino, en las que aseguraba: “Mi padre jugaba como DiStefano”.
A lo que el bueno de Darío contestó tajante: “Pues mi padre jugaba como el hijo de Alfredo Di Stefano…” y salio de la sala sin volverse.

Dado su carácter se conoce poco de su vida privada y no se conoce ningún matrimonio o noviazgo hasta la fecha, pero a través de las notas de prensa conocemos su “especial” amistad con el segundo en el banquillo, su ayudante, el luso Armario Dos Cuerpos, que en los momentos de debilidad parece su pilar y su soporte. (No en vano se dice que mide más de dos metros y pesa más de 150 kilos…) (Ver nota del 5/10/2007 y 30/01/2007).

Su gran pasión, incluso a pesar del fútbol es la música y en especial la ópera.También, como en el ámbito futbolístico, es un amante de la música tradicional del país trasalpino.

Finalmente el 2 de Octubre de 2010, días antes de su 60 cumpleaños, y tras una mala racha de resultados vinculados a un infortunio sin límites y con el equipo en la última posición de la tabla del grupo 199 de VII división, al finalizar una larga comida en el Ristorante L’antica Riva frente al impresionante Lago Como, junto al propietario, anunciaban la salida de Mazzola del club, tras 12 temporadas con una corta y seca declaración. Lo que muchos han entendido como un detalle más de la poca simpatía que el propietario profesa por el entrenador.

A pesar de ello hay quien dice haber visto en la muñeca del transalpino el mítico cronómetro Glycine de 1934 diseñado por Eugéne Meylan con la inscripción del club y que se dice del que apenas perviven media docena de ejemplares y todos en posesión del propietario.