Entre las
noticias constantes que están saltando en este fin de temporada 46,
el club ha comunicado la retirada como jugadores en activo de dos
clásicos inseparables: Italo Bodale y Gonzalo Guardia.
Ambos
jugadores a pesar de sus orígenes tan distintos han desarrollado la
mayor parte de su carrera y han decidido afrontar la retirada juntos,
como los grandes compañeros que siempre han sido.
Estos dos
grandes defensas que en el momento de su retirada superan los 38
años, llegaron al club en febrero de 2009 al inicio de la temporada
26, aquella en la que el equipo del entonces DT Mazzola, lanzado tras
la “Gran Liquidación” encaraba su tercera temporada en VI y en
la que a la postre conseguiría su primer 4º puesto, hasta la fecha
mejor clasificación histórica sólo igualada dos veces más.
El técnico
turinés comenzó en aquella temporada a crear una cantera de jóvenes
jugadores con futuro para el refuerzo de la línea defensiva que
culminaría casi cuatro temporadas más tarde y que facilitó que el
posterior entrenador Gierada pudiera centrar su atención en el
ataque, seguro de tener la retaguardia bien pertrechada.
En aquellos
momentos la defensa estaba basada en jugadores veteranos o
reconvertidos a esa posición como el triple pichichi Nowak, el
exótico estadounidense Chester o los pilares chilenos Vallejo y
Fresno. Para ello utilizó su conocimiento del hattrick
transalpino, que le viera nacer como entrenador, y recurrió a su
mercado de fichajes.
En primer
lugar reclutó a un jóven Italo Bodale, cuyo sólo nombre ya denotaba
sus orígenes procedente de la región de Campania, conocida no sólo
por el centro de “negocios” napolitano, sino también por
su hiperpoblación y principalmente por sus restos y ruinas romanas.
Apenas un
par de días después y tras sopesar varios fichajes de prometedores
italianos, el DT Mazzola, todo carácter sorprendió con una más de
sus vueltas de tuerca y apareció con el fichaje de un joven
defensa español formado en la liga Gallega... casi por el doble del
valor previsto. El tiempo le daría la razón.
Rápidamente
ambos jugadores forjaron una interminable amistad, no sólo por
compratir habitación en la residencia para jóvenes de Falkis, (en
lo que luego sería el complejo del St. Patricks Ground del juvenil),
sino por compartir entrenamientos, posición en el campo y toda una
carrera de éxitos y penas.
La enorme
simpatía de ambos les hizo ser muchas veces el alma del vestuario y
del autocar tanto en las derrotas como en las victorias, y sus
compañeros les tenían en enorme estima.
No obstante
ambos jugadores eran bien distintos en muchos aspectos: mientras el
italiano era un etrusco temperamental pero franco, el español era
una suerte de pillo inteligente y rastrero cuando así se requería,
pero con una tranquilidad quedesconcertaba y exasperaba a los rivales.
Uno era le volcán
y el otro la daga sibilina.
No en vano
las declaraciones de ambos en sus páginas oficiales de HT del Club
dejan claro su personalidad.
Mientras
Bodale inspirado en la lírica de su tierra natal, definía su
objetivo vital:
“...
fino a domani, a dio piacendo, riposare bene... è venuto il tempo di
andare e dormire en anche il sogno. Perche domani e un'altro giorno
dobbiamo vivere con gioia!!!”,
El
español simple, directo y algo retador anunciaba cual personaje de
una novela caballeresca del Siglo de Oro:
“Apellidándome
en guardia y con este bigotillo y esta perilla, sólo puedo decir
que: donde no llega un español con la mano, llega con la punta de la
espada !!!”
En
lo que sí coincidieron ambos fue en su calidad como defensas
laterales si bien con el tiempo ocuparon cualquier posición en esa
línea e incluso haciendo sus pinitos en el medio campo o el lateral.
También en la faceta anotadora sus datos son muy similares: Bodale consiguió
un total de 40 goles, anotando entre otros el mítico gol 1.500 del
Club en su historia, y Guardia otros 34.
En
sus 20 temporadas, (probablemente los más longevos en el equipo quizás junto a Jose Manuel Arra el gran cancerbero de la plantilla original),
compartieron alineación con otros buenos defensas, pero seguramente
la tripleta formada junto a Kosinski, el magnífico lanzador a balón
parado récord con 7 pichcihis del equipo incluyendo 2 de liga, fue
la que marcó toda una época que los niños de Falkis repetían de momeria en su alineación.
Ambos
jugadores habituales de las 5 estrellas y pico e incluso hasta 6
como el propio Bodale en su mejor actuación, dominaron el cruce y
anticipación en las bandas y siempre afrontaron la responsabilidad
como un reto. De hecho es sintomático que el punto culminante de sus
carreras llegara cuando el equipo jugaba descaradamente al ataque.
Tras
todo este tiempo han vivido directamente casi toda la historia del
club, dos títulos en VII y uno en VIII y los tres 4º en VI. Han
visto llegar a las estrellas del equipo: Marsá, Gierada, Zubiaurre y
han sido siempre el pilar defensivo hasta la temporada 45 en que la
llegada de los Papin, Belankov y Lupashko abrió una nueva era
defensiva en el Club. En ese momento, dieorn un paso atrás al servicio del club con su incondicional apoyo en el
entrenamiento de estos nuevos jugadores.
Ahora,
afianzada la nueva línea defensiva a la que se incorporan los
brillantes juveniles, su nuevo Coach y compañero en el equipo Marsá, les ha ofrecido un puesto como coordinadores y entrenadores defensivos.
Si bien el español
aceptó inmediatamente, el italiano prefirió volver a su tierra
natal donde la Accademia di
Belle Arti di Napoli ha
puesto a su disposición una cátedra para la investigación y
recuperación del patrimonio de la Costa
Amalfitana,
su otra gran pasión.
Sin
duda Falkis los unió. Y parece que nada, ni la distancia, los podrá separar...