Tras este buen inicio el equipo se encontró con uno de los, a priori, primeros escollos claros de esta temporada, Undpolluo, un clásico ya en el grupo desde que el equipo accediese a VI en la temporada 43.
Por desgracia hasta ahora el balance era contundente a favor del rival: 3 derrotas y sólo una victoria. Si bien el primer enfrentamiento fue un esperanzador 3-1 en casa, en el partido de vuelta Undpolluo nos colocó un indiscutible 4-0 dejándonos en blanco a pesar del 2-5-3 que empezaba a convertirse en la táctica habitual del equipo.
La temporada pasada, en el primer
enfrentamiento de nuevo en casa, el Míster Gierada, evidentemente
afectado y presionado por el antecedente recurrió al 4-3-3 de la
victoria inicial pero el remedio fue peor que la enfermedad. El
partido se saldó una goleada por 1-6.
En el partido de vuelta, con la
permanencia en el aire, el míster de nuevo acusó el “sindorme
Undpolluo” y sacó un extraño 5-2-3 con la esperanza de que una
defensa abundante y el contundente ataque del equipo le sacaran todo
jugo a los contraataques. De nuevo se equivocó. Un equipo con un
fuerte mediocampo como este y jugando en casa es letal. Un nuevo 6-1.
Con estos antecedentes y con el liderato al alcance de la mano, el míster polaco, recuperó su magia y su sentido de la estrategia y confió en el 2-5-3 que es santo y seña de este equipo y aplicó la estrategia de que marcando más goles que el rival siempre se ganan los partidos. Y tras una arenga épica, como en sus mejores momentos del final de la temporada 42 en que se consiguió el ascenso, mandó a sus jugadores a darlo todo en este partido que parece esencial para la clasificación final.
Y ellos respondieron como nunca. Lo
dieron todo y más. Lideardos por el joven Molins, que ha asumido su
rol de capitán con un carácter inaudita para su edad, los veteranos
mediocampistas dominaron el juego y surtieron a la delantera de las
ocasiones que estos arietes necesitan para doblegar la puerta
contraria.
No obstante a los 5 minutos el
contrario, cogiendo algo frío el equipo, aprovechó un contraataque
y anotó y se puso por delante. 0-1.
A pesar de algunos pitos y miradas
críticas desde la grada, el entrenador una un gesto a sus chicos de
que confiaran en la estrategia y siguieran con su juego, porque al
final les daría la victoria.
No se equivicó.
El elegante Van Goethem , el
neerlandés del toque mágico, empató el marcador, con su habitual
solvencia, sacando provecho un dudoso tiro libre. Si te las dan, las
ocasiones hay que aprovecharlas...
Pero fue el recién incorporado
Mathieu Papin, un central sobre cuyo fichaje han caído grandes
críticas, quien puso al equipo por delante con un espléndido 2-1.
No sólo defiende sino que marca cuando tiene ocasión.
Ya en la segunda parte, con el dominio del balón le llegó el turno a los delanteros. Primero Zuleta afianzaba el resultado y posteriormente Molins sentenciaba la ansiada victoria con un 4-1.
Gran resultado que ha infundido gran
ánimo al equipo y que nos colocaba como líderes del grupo en VI,
algo realmente notable. Y alcanzar el puesto cerca del 4,500 todo un
logro.
Con los objetivos muy claros, el
miércoles en copa, el míster decidió dar descanso a los titulares
y reforzar el entrenamiento y la experiencia con la nueva generación
que consolidará al equipo. La eliminación era clara pero la
temporada no estaba en luchar por una copa que no se iba a conseguir.
En la cuarta jornada el equipo ha
pagado el esfuerzo y ha recibido un contundente resultado en contra.
Pero de nuevo lo importante era recuperar el equipo para otros
enfrentamientos más definitorios en liga. Se mantiene la segunda
plaza y las próximas semanas son muy favorables.
A pesar de las críticas de los
cronistas más escépticos, el Mister parece haber renacido de sus
cenizas en esta que parece su última temporada al frente del equipo
y su claro objetivo de no sólo luchar por la permanencia sino
aspirar al dificilísimo título han inspirado a la plantilla y a los
aficionados.
Va a ser una intensa y gran temporada. Sin duda.