Parte central de la temporada: la Hecatombe

... Y en esto llegó el desastre.

Sin duda el gran esfuerzo físico realizado por el equipo en el inicio de temporada acabó pasando factura. Y de qué forma...
Una penosa racha de siete derrotas consecutivas en otros tantos partidos oficiales y un balance de 33 goles en contra por tan sólo 6 a favor, para un equipo que alardea de jugar al ataque, son más que un duro correctivo. Son el Armagedón liguero.

El desánimo de un equipo agotado y un entrenador falto ya de recursos y de reacción, dejaban entrever lo que muchos críticos ya habían anticipado: la necesidad de una renovación.

El míster, obsesionado con mantener su esquema y confiando ciegamente en la vuelta del juego alegre y demoledor del equipo, apostó una y otra vez, jornada tras jornada, por el mismo sistema y exigiendo la misma garra a sus jugadores.
Finalmente tras siete encuentros, a cuál peor, fue capaz de escuchar a su ayudante, la gran esperanza para el banquillo Jonás Marsá, y se rindió a la evidencia. 
Una jornada de descanso para muchos de los titulares, algunas sustituciones y sobre todo el sacrificio de una jornada por salvar el resto de tempoarada fueron la receta para que el equipo lograra volver al camino de la victoria.

Sumidos en el penúltimo puesto, abocados al descenso directo, el castigo no podía ser mayor y por fin el equipo reaccionó. Aprovechando el enfrentamiento en casa del último clasificado se comenzó lo que se espera sea un nuevo resurgir.

A partir de ahora, el coach Gierada deberá tirar de mucha imaginación, aquella que le hizo famoso no hace tanto tiempo, y sobre todo de esa habilidad para leer cada minuto del encuentro, cada dato del rival y cada rasgo de sus jugadores que puedan desequilibrar los próximos partidos. La inspiración del gran Bill Belichick deberá ser su guía en estas últimas 4 jornadas.

El título es imposible. Pero el objetvo debe ser la salvación o al menos la promoción.
¿Será un digno broche para la carrera de este mago del banquillo?