Secundino
se despertó de golpe, como si algo le urgiera a ponerse en marcha.
Todavía medio dormido trató de pensar:
“...hoy...
¿no hay colegio?... es sábado... ¡claro!, ¡el día del Partido!”
Su
primer impulso fue saltar de la cama, pero una vocecita en su cabeza
le recordó que su madre no le permitiría levantarse demasiado
temprano. Así que lentamente se volvió hacia la pared de la que
colgaba el reloj con el escudo de Falkis, rezando por que fuera más tarde de las ocho.
“Los fines de semana son para dormir y
recuperar. Ya madrugas bastante el resto de los días...” le decía su madre
constantemente.
Pero era difícil desperdiciar horas en los días sin
cole... “ ¡y más un día tan especial como este! ”, se
dijo.
¡Afortunadamente
las manecillas indicaban las nueve menos cuarto!.
Así
que salió de la cama como una exhalación camino del cuarto de baño.
En la penumbra de su cuarto, al pasar, de reojo vio el póster de la
plantilla del equipo en esta temporada 54 cogido con chinchetas sobre
los de las últimas cuatro temporadas y en el pasillo una foto
enmarcada de su abuelo junto a Enrique del Valle, el antiguo
entrenador-jugador de la primera plantilla.
Abrió
el grifo y esperó unos segundos a que el agua algo templada
acumulada durante la noche en la cañerías diera paso a la que
entraba directamente del exterior, ¡bien fría!, como a él le
gustaba. Eso sí que le despertaba. Sumergió la cara en el cuenco
de agua que formaban sus manos, ya casi heladas, varias veces, hasta
que casi no notaba la nariz y alzándola hacia el espejo, mientras las
gotas resbalaban sobre el lavabo, lanzó un profundo suspiro de
placer, como tantas veces había visto hacer a su padre al refrescarse después de
jugar un rato juntos a la pelota.
Corrió
a la habitación y se puso sobre el pijama el jersey del chándal de
su equipo, el Infantil de DaniFalkis, que había dejado tirado la
tarde anterior al volver del entrenamiento, sobre los cajones donde
guardaba toda su ropa de fútbol: sus camisetas favoritas, los uniformes de entrenamiento y de partido, docenas de
calcetines y medias, la ropa térmica y el chubasquero arrebujado, y
los gorros de lana para el invierno.
Se
plantó en la cocina donde su madre preparaba la comida y con un casi imperceptible saludo se dirigió a la alacena donde estaban los tazones.
Su
madre lo cogió por la capucha y lo atrajo hacia sí:
“¿Ese
es todo el saludo de buenos días que se le da a una madre?”.
A
ragañadientes dejó que ella le abrazara y le dio un beso con un
“¡buenos días, mami!” algo forzado y estridente. Sabía
que era mejor exagerar para conseguir la libertad lo más rápido
posible, y es que hoy no había tiempo que perder: desayunar, hacer
la cama, los deberes, la ducha, comer y por fin: ¡El Partido!.
En
unos segundos desplegó todo el material sobre la mesa de la cocina y
se encaramó a la silla. El tazón lleno de leche recién sacada de
la nevera y bien cargado de cola-cao, la caja de galletas
Fontaneda, la pastilla de mantequilla con su paleta y su
servilleta con el escudo de Falkis.
Ahora
sí, se tomó unos minutos para untar concienzudamente de mantequilla las galletas
rectangulares con ribetes circulares, formando
pequeños bocadillos dobles o tripes, según le apetecía, y
apilarlos con extremo cuidado y precisión en una interminable torre
digna de un montaje de efecto dominó.
Una
vez consideró que la cantidad era adecuada se las comió mojadas en
la leche con la misma urgencia que le perseguía esa mañana.
Levantar
la persiana, estirar el edredón, esconder el pijama y unos golpes a
la almohada y ya estaba sentado en su mesa con los cuadernos delante.
Primero Geografía: “La Tierra. La brújula. Los movimientos de la
Tierra”.
“La
Tierra es una esfera, pero no perfecta, pues está... “aplastada”
por los polos... tiene forma de... naranja...”
Pero,
¿cómo iba a concentrarse?. Desde la habitación de al lado donde su
abuelo escuchaba Radio Falkis le llegaban claramente las palabras de
los comentaristas:
“Efectivamente
un día muy importante. Y ya van tres temporadas consecutivas con
partidos de Promoción, un extra a la Liga, el Epílogo de la
temporada.
Primero el ascenso a V, la pasada temporada eludir el
descenso y esta de nuevo luchar por mantenerse.
Es curioso cómo el
Equipo a pesar de los avatares del campeonato ha finalizado en lo que
parece una copia de la temporada pasada, al obtener idéntica
clasificación, -sexto puesto holgado-, e idéntica suma de puntos,
16 finales, y por tanto idéntico reparto de partidos ganados,
empatados y perdidos, -5/3/6-.
Hoy encara
este partido de Promoción para mantener la categoría ante un duro
rival, Montgomery Cliff 2013, que ha arrasado en su grupo en VI
división con 10 partidos ganados y tan sólo 8 puntos perdidos en
los 4 empates cosechados y sin ninguna derrota. Es de destacar en la
trayectoria de Falkis esta temporada el descenso, respecto a la
temporada anterior, tanto de goles marcados como recibidos, siendo
este último uno de los puntos fuertes del Equipo esta temporada 54,
a pesar de las dos últimas goleadas...”
Volvió
a su libro:
“La
Tierra rota sobre su eje... que es una línea... imaginaria que...
pasaría por el centro...”.
No
podía ser... ¡ era imposible “mantenerse en la Tierra”,
cuando Falkis estaba a punto de tocar el cielo !:
“El
Equipo, recién llegado del Torneo de Titanes de 2005 en el que
terminó en el puesto 1667 de más de 4.500 equipos, lo que significa entre el 37% de los
primeros con 5 victorias, un empate y cuatro derrotas, ha aprovechado
para ajustar posiciones” proseguía
la radio,
“pero
no obstante arrastra un importante cansancio por el esfuerzo
realizado que esperemos que no pase factura.
En
esta gira ha destacado el defensor Majidi, pichichi del equipo en el
torneo con 5 goles y que ha reivindicado su condición de artillero a
balón parado a pesar de las últimas críticas recibidas, y es que
acumula tras esta su primera temporada en Falkis, 11 goles, -5 en
liga, otros tantos en torneo y uno en copa-, con 5 penalties
anotados, 4 faltas directas y dos goles en jugada y tan sólo dos
errores desde los once metros y una falta detenida por el portero
rival.
También
ha brillado de nuevo el guardameta Hajiabadi que ha hecho una
temporada fantástica, así como los delanteros Bernabeu y Ostengo.
Este último se estrenaba como goleador con dos dianas.
En
este difícil encuentro que cierra oficialmente la temporada se
espera la resolución de la incógnita sobre el MVP del Equipo entre
los goleadores Molins y Majidi, con 5 tantos en Liga cada uno como
pichichis del equipo y el guardameta Hajiabadi que además de sus
excepcionales actuaciones ha alcanzado el segundo puesto en el Zamora
del Grupo de esta dificilísima V división.”
Como
pudo completó las tareas y corrió a enseñárselas a su madre para
pedirle permiso para acercarse a la radio con el abuelo:
“Menudo
partido hoy, ¿eh? Secun", le dijo este cuando se sentó junto a él en un pequeño taburete, "me recuerda al debut de Falkis en el
Hattrick, pronto hará 40 temporadas *... Aún recuerdo a los jóvenes
Arra, Lagar, López y el capitán Blanco... es más ese día
recuerdo que llegaron al campo cuando el árbitro estaba a punto de
dar el partido por perdido porque las Monjas estaban todavía
cosiendo los números de tela en el dorso de las camisetas... ¿te
imaginas Secun?, ¡cosiéndolos como si fueran un parche!, no como ahora
que va todo pintado encima...”
“Van
impresos abuelos, como los escudos y los nombres...” le aclaró
cariñosamente por enésima vez y es que le encantaba que su abuelo
le contara estas anécdotas de los primeros tiempos del equipo.
Durante
un rato compartió con su abuelo historias del Equipo y escuchó en la radio los
análisis sobre el trascendental partido: que si el rival era muy
duro, más que el de la temporada pasada, que si el momento de forma
de algunos jugadores como Aneiros no era el mejor, que si menos mal
que Gomila se estaba recuperando, que si se esperaba una tarde
nublada que no era buena para los jugadores rápidos, que si la
táctica, que si la alineación y sobre todo mucho sobre la afición
y su esencial apoyo. Y ahí Secun se hinchó por dentro de orgullo
porque él iba a ser esa afición, con su Padre y con su Abuelo.
De
golpe una voz de su madre le sacó de su ensoñación y le devolvió
desde el césped de Coliseum al salón de su casa:
“¡Secun, si
quieres ir al partido dúchate inmediatamente para comer!”.
Saltó
como un resorte y por una vez se ducho en apenas tres minutos, como
siempre le pedía su madre, sin hacer batallas de esponjas contra
imaginarios monstruos, ni entretenerse dibujando jugadas de fútbol en el cristal empañado de la mampara o del espejo.
El
plato de macarrones con chorizo y tomate, ¡su comida preferida!,
despareció en un visto y no visto y estaba cogiendo un rápido
plátano cuando su padre entró por la puerta.
“¿Estas
listo Secun?”. Eran las palabras que llevaba toda la mañana
esperando.
“Casi...”
se le oyó decir en un decrecendo según se alejaba
corriendo por el pasillo camino de su cuarto.
Como
si fuera Flash, su superhéroe preferido, cambió el pijama por un
pantalón abrigado y un jersey de cuello alto, se calzó las zapatillas y ya saliendo cogió su camiseta oficial de Falkis, que le regalaran por
su cumpleaños un par de meses antes, con el 7 a la espalda y la
firma del Ratoncito Bernabeu bajo el escudo que consiguió aquel día en que
la primera plantilla entrenó en el St. Patrick's porque se estaban
realizando reparaciones en el Coliseum y al salir coincidieron con
los Infantiles que llegaban a entrenar. Y en que el goleador se la firmó
al ver que llevaba su mismo número y mientras le decía:
“Y
recuerda, siempre atento, en el área hay que ser el más listo...”.
Ni que
decir tiene que desde entonces para el chico no existía otro jugador que
el Ratoncito.
Mientras
se la ponía ya saliendo de casa, su Padre le comentó:
“¿Crees
que hoy será el día?”, refiriéndose a que en aquellos
momentos Bernabeu, tras anotar su séptimo gol de la temporada en uno
de los encuentros del Torneo Titanes, había igualado al mito Marsá y al eterno centrocampista y primer canterano Fortuny como máximo goleador de la historia de Falkis con 110 tantos, y de
marcar en el Partido se convertiría en solitario en una auténtica
leyenda del Club.
La
emoción ni siquiera le permitió contestar.
Camino
del Coliseum en el autobús que les recogió en la Avenida plagada de
banderas y aficionados con camisetas y bufandas del equipo, disfrutó
de la conversación del Abuelo con sus veteranos amigos sobre la
época de los pioneros: de Basets, Lluch, Melero, Sirgo; del
entrenador Lemanski; de los bocadillos calentados en el infiernillo en las
gradas del primer Coliseum donde apenas cabían 2,000 espectadores;
del marcador manual con enormes cartelones que se caían cuando
soplaba el viento; o de las botas sujetas con cuerdas de empaquetar que
había que reparar varias veces a lo largo del partido.
Aunque
llegaron casi una hora antes de empezar el partido, a Secun no le
importó, le encantaba ver los graderíos llenos de los colores verde,
blanco y amarillo; escichar a Los Dragones entonando los himnos; descubrir como si fuera la primera vez cómo aquellos focos
impresionantes hacían resaltar el verde césped del terreno de juego recortado por la
rojiza tierra que la rodeaba; y sobre todo poder observar detenidamente y uno por uno a los jugadores calentando
antes del partido, como hacía él con su equipo en el St. Patrick's,
en su liga y soñando que algún día, en apenas siete u ocho años quizás él mismo
podría hacerlo en aquel mismo estadio.
Durante
la espera estuvo atento a los comentarios de su Padre sobre el mito
Brunelle, el guardameta que cambió el Club; la época de los
Moldovan, Delahaye y Leo Grave, la primera gran media; de los
Sergeev, Tunaru, Mozheiko y Oprea en el equipo que batió todos los records y de la terrible Liquidación; del
formidable Kosinski, el hombre de los 6 pichichis y 5 consecutivos;
de los Tres mosqueteros, Gilbert-Fortuny-Winifredo; y de tantas
grandes figuras que habían pasado y habían propiciado momentos
históricos en el Club, como hoy estaban a punto de vivir ellos en El Partido tan
trascendental.
Finalmente
acabó la espera y los jugadores saltaron al campo y el árbitro hizo
sonar el silbato. Había
llegado la hora...
*El
debut de Falkis en Hattrick tuvo lugar al inicio de la temporada 16, el 4 de enero
de 2006, lo que significan casi 39 temporadas en tiempo Hattrick y
casi 12 años en tiempo real.