El
sábado amaneció lleno de expectación en la ciudad.
Las
rutinas habituales en el quiosco de la plaza, en la panadería, la
salida de la Misa de 12, resultaron extrañamente rápidas y calladas.
El bar
de la Plaza reunió a una inusualmente baja asistencia a la hora del
vermú. Y los tertualianos que acudieron a la tradición anterior al
partido, apenas intercambiaron unas cuantas opiniones y comentarios. Ni siquiera hubo disparidad de criterios.
Parecía
que todo el mundo estaba dejando pasar el tiempo concentrando sus
deseos hasta el pitido inicial.
El
Equipo había viajado a la capital aragonesa al difícil feudo del
Deportivo, el líder, para disputar el último partido de Liga. A un sólo punto, el título asomaba detrás
del muro del equipo local.
*
En la
primera vuelta, en el partido inicial de la temporada, los aragoneses
habían sacado un empate del Coliseum, que supuso la primera sorpresa
para el Club que se las prometía muy felices en su regreso a VI.
Después,
las derrotas consecutivas frente a Stevemasters a domicilio y Racing
de Tarraco en casa, devolvieron al Equipo a la cruda realidad y lo
sumieron con un mísero punto en tres partidos, en la penúltima
posición. ¡Puestos de descenso directo!.
Las
alarmas se dispararon y aparecieron los detractores, los agoreros y
las urgencias.
El
Míster trató de calmar los ánimos y apeló a la paciencia y a la
fe en el trabajo y el plan trazado... pero su cabeza olía a pólvora.
Los
siguientes tres partidos, contra los rivales más fáciles del grupo,
sirvieron para reordenar el equipo y ajustar todos los puestos. La
llegada del mexicano Navarro para reforzar una defensa que castigada
por la edad que empezaba a perder fuelle y el duro trabajo con los
delanteros, parecieron surtir efecto y el Equipo consiguió tres
victorias consecutivas con marcadores muy holgados: 17 goles en tres
partidos.
Por primera vez en mucho tiempo, aquellas sequías goleadoras que nos habían expulsado de V, parecían desvanecerse.
En el
último de estos partidos llegó la noticia triste de la temporada: Alejandro
César, el veterano baluarte de la defensa convertido en símbolo del Equipo, caía
gravemente lesionado. Su carrera estaba acabada.
El
entrenador Marsá se reunió de inmediato con el Propietario para hacerle ver la
importancia de reforzar la plantilla y consiguió los
fichajes de dos defensas veteranos pero de calidad, como el barsileno
Jacó Penha y el polaco Olek.
Ambos
debutarían en el ultimo partido de la primera vuelta frente a
Revolta, entonces líder, en el Coliseum en un encuentro que olía a
examen de reválida, a última oportunidad, a solicitud de purgatorio.
El
Equipo jugó el mejor partido de la temporada, con un gran esfuerzo
en todas las líneas.
No obstante fue el rival quien se adelantó en
el minuto de la primera parte en una de las escasísimas ocasiones
que tuvo. Por contra las ocasiones de los locales eran muchas pero
sin resultado.
Marsá
realizó un cambio al inicio de la segunda parte dando entrada al
Ratoncito en la delantera y a Immerzeel en la defensa
sustituyendo a unos agotados Ostengo y Majidi que lo habían dado
todo.
Y la
paciencia dio sus frutos cuando el máximo goleador del Club se hizo
con un despeje para internarse hasta la misma red con el balón.
¡Marca de la casa!. 1-1 en el 52'.
El
Equipo siguió fiel a su estilo y 15 minutos después, era el joven
canterano Parfenie quien
culminaba una magnífica jugada y anotaba el
2-1.
La
otra estrella de la Cantera, Oscar Jarés, tuvo en sus botas la
ocasión de asegurar el partido tras un estratosférico pase de más
de 40 metros del genial Jacó Penha, pero no acertó.
Y como
suele pasar en la siguiente jugada, el rival consiguió el empate en
la tercra ocasión de todo el partido. La alegría había dirado 5
minutos y de nuevo el terror se cernía sobre los aficionados y el
propio Club.
Marsá
intentó mantener los ánimos y la fe en la victoria, pero los
jugadores no eran capaces de sobre ponerse: lo hacían todo, pero no
salía nada.
Pero
el destino, esta vez, no se ensañó con el Equipo y en el minuto 80,
una confusa jugada de Parra, el MVP de la temporada, dentro del área
acabó con el habilidoso jugador en el suelo. Tras unas décimas de
incertidumbre el pitido del árbitro señaló el penalty salvador.
Navarro,
en ausencia de Majidi, demostró su valía y anotó el 3-2 definitvo.
Un
gran partido con un resulto demasiado justo, pero que devolvía al Equipo a
su condición y permitía seguir creyendo, no sólo en la salvación
directa, sino quien sabe si en algo más. El Equipo acababa en 5ª posición.