sábado, 28 de abril de 2018

Resumen T55: Datos varios, Premios otorgados y Reconocimientos merecidos...


El teletipo escupió un largo, rápido y escueto lsitado justo cuando el equipo empezaba su tercer partido de la temporada para tratar de resumir la anterior, la Temporada 55:

---- El equipo cumple 40 temporadas de existencia...
---- Segundos en V !!!!!! mejor clasificación histórica nunca vista... alcanzando puntualmente el puesto 998 (dentro de los 1000 mejores!) en toda España y el 1140 a final de temporada...
---- Total, de 25 puntos con 8 victorias, (4 en la primera vuelta), 1 empate y 5 derrotas (de ellas 3 consecutivas en la segunda vuelta)...

---- Goleadores....
Molins 12 total y 9 amistosos
Bernabeu 11 total con 8 en copa (3+2+2+1)
Gomila 11 total
Ostengo 7 liga.

--- Cómo jugamos:
César, Majidi y Ostengo los 14 partidos.
Ostengo mejor media con 8,61 y Pinilla 8,58. Mejor puntuación Ostengo 10. 9 MVP del partido... ningún jugador en el 11 de la jornada... tiene mérito acabar 2º...

---- Ostengo y Maijidi nos mantuvieron vivos en Liga. Engler y Bonte, dos veteranos al rescate en Liga. Bernabeu Rey de Copas.

---- Resumen de Goleadores Históricos del Club tras la temporada:
Molins por encima de los 100 goles (107),
Gomila por encima de los 100 (106) y 43 en amistoso iguala a Fortuny.
Club de los 100: Marsá, Fortuny, Bernabeu, Molins y Gomila.
Bernabeu: 120 goles, el primero en llegar a esa cifra. Máximo Goleador e la Historia del Equipo, supera ya a Marsá y Fortuny con 110.
Bernabeu: máximo goleador en Copa con 17.
Gol 1500 Liga: Hene Engler.
Gol 3000 Total: Hene Engler !!!! apenas 14 goles en total, 9 en liga, 2 en copa y 3 en amistosos

---- PREMIOS:
Beyena MVP T55: Piero Ostengo máximo goleador en Liga y jugador que más estrellas ha obtenido de media, jugando todos los partidos y con el top de 10 estrellas...


domingo, 22 de abril de 2018

T55. Jornada y 14. El Cuento del Ratoncito y el Capitán...


Érase una vez un pequeño equipo que nació en un recóndito grupo de una división muy baja, la X, y vivía en medio de un juego cruel y exigente.

Poco a poco fue aprendiendo a base de hacer las cosas despacio, humildemente, pero con tenacidad. Muchas veces ganaba y algunas otras perdía. Pero siempre volvía a intentarlo. Conquistó algunos títulos y siguió escalando, protegido por su Propietario, que con mucho esfuerzo le iba dando poco a poco lo justo para poder seguir en la competición.
Por desgracia un día el Presidente, víctima de la presión mediática y el exceso de alcohol, se enfrentó al Poder lanzando notas de prensa contra la Organización, quejándose de las injusticias y se desorientó y perdió la cordura, y empezó a malgastar en vicios personales lo que debería haber dado a sus chicos. Y el equipo cayó en desgracia. Y en la Tabla.

A pesar de todo y gracias a la unión de sus jugadores, cuerpo técnico y afición, consiguió ir sorteando las desgracias y dificultades y tras muchos ascensos, descensos y promociones un día encontró un camino de baldosas verdes, blancas y doradas, como las líneas de su escudo, y consiguió ascender a V división. Nunca nadie había visto un equipo tan pequeño y tan pobretón, llegar tan alto. Entrar en la Corte, nada menos.

Al final su Presidente perdió todo su empuje y el equipo quedó desamparado a merced del Programa Mayor, que lo encerró en un grupo muy fuerte donde el resto de los equipos le maltrataban deportivamente hablando, y se reían de sus derrotas.

La competición le hacía de menos y durante dos temporadas sufrió para mantenerse. Y hasta tuvo que recurrir al partido de promoción, en ambas ocasiones, para que que no lo echaran a la calle.

Por fin, en la temporada en que cumplía sus 40 de vida, decidió que tenía que hacer algo especial si quería entrar en la fiesta de los que se disputan el título y consiguen el trofeo.
Y una noche de Hattrick, sentado en el césped de su Coliseum, agarrado a la camiseta tricolor que le hacía sentirse orgulloso, se encomendó a una estrella fugaz.

Y las Hadas del HT se compadecieron de él porque vieron que su corazón era limpio y puro y que merecía una oportunidad. Así que, como no tenía dinero para poder comprar mejores jugadores y más jóvenes, le concediieron algunos deseos y así consiguió que sus veteranos vivieran una segunda juventud y que los que tenían cintura de barril se convirtieran, por una temporada, en apuestos príncipes; los que eran lentos como caracoles de golpe empezaron a saltar y brincar como ligeros corceles; los que apenas veían sus manos con los gruesos vidrios de sus desgastadas gafas, de repente empezaron a adivinar pases larguísimos a compañeros que estaban siempre en el sitio oportuno.
Y así aquel equipito cuyos miembros parecían tener cuerpo de madera y que apenas podían se movían como marionetas, se fue desprendiendo de las cuerdas que lo dirigían y se convirtió en un equipo de niños felices, de carne y hueso, alegres que jugaban y se divertían.

De golpe el equipo lleno de manchas de ceniza y de los posos que se quedan al fondo del grupo cuando acaba una temporada, se había convertido en un lustroso equipo que movía el balón y obligaba a sus rivales a correr detrás de él.

Pero el HT es duro, como la vida misma, en el primer partido de aquella Temporada que tenía que ser su gran Baile y la oportunidad de codearse con la Nobleza, sufrió una terrible derrota. Y le pareció que sus calabazas dejaban de tener ruedas, que los pajarillos ya no podían tirar del carro y que sus jirones y harapos ya no eran brillantes uniformes de campeón.

Pero no había trabajado tanto, para quedarse ahí.

Con buen ojo supo leer y adivinar los puntos fuertes de los rivales y se esforzó para pararlos, y al mismo tiempo buscaba sus debilidades y empelaba todo su potencial en atacarle allí donde fallaba. Y durante muchas jornadas de la primera vuelta, poquito a poquito fue arañando los tres puntos de cada partido, salvo un empate, sin llamar la atención y asciendo paso a paso hasta meterse en el segundo puesto al finalizar el primer baile.

Las campanas empezaron a sonar y parecía que todo el mundo a su alrededor se volvía loco. Y muchos lo encumbraban como el nuevo Príncipe.
Pero él sabía que quedaba mucho por hacer . Y los rivales, que también eran fuertes y orgullosos, salieron al segundo vals de la temporada dispuestos a devolverle a sus cacerolas y sus cepillos. No podían permitir tamaña barbaridad: ¡un equipillo de X amenazando el primer puesto!. ¡¿Dónde se había vista tamaña afrenta?!.

Y empezó a verse obligado a arriesgar y a jugar con fuego. Y justo el día en que su máximo rival pinchaba y él podía quitarle el Cetro, con la precipitación y los malos consejos de la Bruja de la Ambición, en un descuido se pinchó en la yema de su juego con el huso de la rueca del contra-ataque y cayo desvanecido, inerte, casi muerto.
Dejó de jugar el balón. Perdió fuerza. Y tres partidos seguidos. Y corría peligro de perder, también, toda la ventaja acumulada. Y hasta el segundo puesto.
Y todos a su alrededor se preguntaban qué le había pasado y cómo podían sacarlo de su letargo.

Y llegó la batalla final. Se enfrentaba en el último encuentro, precisamente contra el caballero que le derrotara en la primera justa de la temporada, por tres goles a cero. Y la cosa no podía ponerse peor. Aprovechando su somnolencia y apatía, en un córner el equipo rival marcó el 0-1 en el minuto 8.
Las hadas parecían haber desaparecido. Lo viejos se mesaban los cabellos y no podían mirar a los vidriosos ojos de sus nietos que alzaban la cara con incredulidad, como preguntando: “¿Dónde está nuestro sueño?”.

Y en esto, en el minuto 21, un pequeño Ratoncito, que siempre había estado en el equipo desde que nació, escondido en la cantera primero y en la plantilla después, y trabajando duro y en silencio, y que en la temporada anterior se había convertido en el máximo goleador del Club en su historia, le dio el beso del despertar con una brillante entrada llena de talento por la banda derecha de las que hacen época, finalizada con un suave y certero remate a la base del poste contrario, ante la incredulidad del guardameta.

¡Todavía había partido y parecía que las Hadas, la música y las estrellas habían vuelto.

El Equipo volvió a jugar como sabía y como había hecho en la primera vuelta de la temporada. Y toda su vida. Y trató de marcar el gol que le aseguraba triunfo y el segundo puesto.
Pero entre que el rival se defendía bien y que el Equipo tardaba en desentumecer todos sus miembros y en afinar la puntería, las ocasiones se iban escapando y el tiempo se iba agotando.

Hasta que 3 minutos antes de acabar el partido, el Capitán lleno de experiencia, que siempre había sido santo y seña del Equipo y quien siempre había asumido las mayores dificultades y retos por sus compañeros, en un despiste del defensa rival, con toda la magia que sabía y todo el talento que tenía, robó el balón y tras un fino y delicado recorte, lo mandó al fondo de las mallas, para asegurar el 2-1 y el Segundo puesto en la exigente y difícil V división.

Y a partir de ahí los niños reían, los abuelos bailaban, los juegos artificiales surcaban el aire y todos fueron felices y comieron perdices y ositos de gominola y chocolate.

Y como suele decirse, colorín, colorado, este Cuento... se ha acabado.