domingo, 7 de marzo de 2010

Antes de nada… ¿has dicho Hattrick?

He de reconocer que esta “entrada”, (desde que estoy bloggueando o ando en el blog, mi vocabulario crece como la espuma en la lavadora), la he escrito después de haber comenzado con la “producción” de los diferentes artículos que van a ser incluidos en esta página sobre el equipo de Hattrick, Falkis.
Y la razón de escribirla es que a través de algún amigo virtual y redactores de otros blogs se me ha planteado la duda. “¿Pero de qué va tu blog?, ¿quién es Falkis del que hablas?, ¿y cómo es que tiene jugadores?, ¿es un juego de cartas online?...” y en definitiva: “¡¿qué demonios es eso del “hattrick”?!”.

Pues bien, para todos aquellos que no sepan nada de Hattrick y se acerquen a este blog desde otros medios o por otros conocimientos y relaciones, aquí viene toda la explicación:

El Hattrick no existe… ni existe una página con la dirección www.hattrick.org, ni ha sido creado todavía ningún juego de simulación de balompié online que se llame de forma parecida. En realidad no tendría nada que ver con tal deporte.

Si existiera sería realmente complejo porque habría que crear equipos con sus jugadores, sus entrenadores, su afición y luego agruparlos en ligas o competiciones para que disputaran partidos a partir de complejo programa informático que analizara diferentes variables y aplicara distintos datos... una suerte de juego de estrategia.
Los participantes podrían, tal vez, personalizar sus equipos con su propio nombre, y otros añadidos como el estadio, los seguidores, el escudo, los colores, etc. Y finalmente hacer sus alineaciones y optar por sus tipos de entrenamiento.

Pero evidentemente todo ello nacería de un ordenador central o servidor que proporcionaría los datos básicos y los elementos esenciales. Y, claro, esos jugadores y esos equipos tendrían que vivir dentro de ese servidor, como si de organismos virtuales y de origen binario se tratara. Y quién sabe si dentro de ese universo tendrían su propia vida… si se relacionarían entre ellos, si tendrían ilusiones, si tendrían alegrías, miedos y penas; si pensarían en el mañana y recordarían el ayer…
¿Qué extraño universo les rodearía?, réplica perfecta del otro imperfecto universo exterior…

Y, quizás un día, al recibir la orden de abandonar el equipo o de emprender la retirada, un veterano jugador, ídolo de la afición y baluarte de su club, en la penumbra del vestuario que tantas veces le habría visto prepararse para la batalla, que tantas veces le habría visto celebrar la victoria y lamentar la derrota, que tantas veces le habría visto llorar ante la impotencia de la inoportuna lesión que le apartó del juego; rodeado de los olores de la vieja madera y el vapor de las duchas cercanas, cansado y agotado por toda una carrera de gloria y decepción, se repetiría a sí mismo susurrando en la callada soledad de su última morada deportiva:

Yo he visto cosas que vosotros no creeríais…
Anotar goles más allá del hattrick en la final de la Masters...
He visto fuegos virtuales festejar la victoria por encima de la puerta de del estadio…
Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hummmm, imaginar eso es como imaginar que hubiera unos seres de otra dimensión que manejaran los hilos de esos jugadores, del espíritu que les insufla ánimos en los partidos, de la confianza que tienen en superar a los defensas y metas rivales. Como si fueran marionetas. Incluso sería como imaginar que otros seres, aún superiores manejaran el motor que mueve el destino de esos seres de otra dimensión... ¿imaginas...? como dijo juan.