sábado, 22 de abril de 2017

Campeones en VI !!!!... por fin.


El sábado el Coliseum se vistió de gala: llenazo de público, máxima asistencia de prensa, las gradas abarrotadas de banderas, el sonido un clamor... y en el césped un equipo determinado y conjurado a alcanzar el sueño: El Campeonato de liga en VI división.

Un sueño largamente perseguido desde aquella temporada 24 en que el equipo consiguió poner el pie por primera vez en este altísimo peldaño con la misma expresión de orgullo y sorpresa con la que un niño se sube por primera vez a una bicicleta. Entonces con el italiano Mazzola, que fue el primer entrenador que transmitió la ambición al Club, el equipo sobrevivió aprendiendo y curtiéndose en esta difícil categoría durante nada menos que 6 temporadas consecutivas, marca nada desdeñable teniendo en cuenta los débiles y sencillos mimbres con que se contaban.

Tras el descenso a los infiernos de la VIII, en la temporada 35 el equipo, esta vez ya con Gierada a los mandos, volvió a VI en una única y fugaz temporada. "Esta categoría era demasiado buena para nosotros" sentenciaba el Coach consciente de que el proyecto era otro a más largo plazo.

Salto esporádico y breve que se repitió cinco temporadas después para volver a bajar de inmediato. Parecía que el equipo jugara a probar la división con cuidado para no quemarse, como un chico con la  ansiada sopa. Llegar, probar, sufrir y aprender parecía ser el objetivo. Y sobre todo no creerse lo que no se es, ni aspirar a lo que no se debe todavía.


Finalmente con el buque perfectamente aparejado tras esta travesía por los océanos de VII y de VIII, el equipo gobernado por Gierada desembarcó en la temporada 43 con todas la ilusiones. No obstante los vientos conocidos en VII se convirtieron en huracanes y el oleaje que el equipo estaba preparado para combatir se revolvió en fuerte marejada y en esa primera temporada nos vimos abocados a un nuevo descenso que se evitó en el último momento con el salvavidas de la victoria en el partido de promoción.
La temporada siguiente el equipo se afianzó lo necesario para acabar cuartos y mantener con cierta tranquilidad la categoría.
Las siguientes dos temporadas se repitió la historia alternando la salvación en la promoción con el cuarto puesto, hasta que finalmente un pequeño traspiés en la temporada 47, lo que propició la llegada de Marsá al banquillo, consumó la vuelta a VII.

A pesar de que los nervios afloraron y se dispararon algunas alarmas, fue sólo un paso atrás para coger impulso y en la siguiente temporada - la 48 - el equipo se ganó el ascenso de nuevo a VI de manera brillante e indiscutible, en la que seguramente sea la temporada récord y con mejores registros de nuestra historia.
A partir de ahí se sucedieron dos segundos puestos, rozando el título, y un tercero en plena lucha, abriendo la puerta a la esperanza y a una más que alcanzable realidad: el equipo estaba en disposición de conseguir el título.

Esta temporada 53 comenzó con muchas ilusiones, a pesar de que Marsá mantenía tensas las riendas conteniendo las expectativas sabedor de la dificultad de la empresa, pero también con un par de sustos y sorpresas. Tras la fácil, aunque engañosa, victoria ante Racing Palma llegó el empate ante los siempre difíles Zascatronic y la posterior victoria por la mínima contra Barrayar en casa.
A partir de ahí el primer examen ante Athletic se saldaba con empate a 2 a domicilio y se culminaba casi la primera vuelta con la inesperada derrota en casa contra Tronchatibias en un difícil partido ante un rival muy complicado. Con el equipo en tercera posición y alejándose de la cabeza, el genial y trabajador Marsá trazó el plan y consiguió trasladar la mentalidad necesaria no sólo a la plantilla, sino a todo el Club y hasta a los aficionados: había que concentrarse y trabajar duro lo que quedaba de temporada si se quería el título, que ahora más que nunca era un objetivo real.

Dicho y hecho, con la metáfora del bucle interiorizada en todas las cabezas y los corazones de los Falkistas, el equipo cumplió el trámite goleando a domicilio y en casa a los rivales más débiles y afrontó la parte importante de la segunda vuelta dispuesto a sacar todo el provecho.

Y llegó la victoria ante Tronchatibias en su campo por 3-4 en uno de los partidos más ajustados y difíciles, y bonitos, de la historia del Club y de la Liga, con un final increíble con 5 goles en los últimos 11 minutos. Un combate de gladiadores.
Después con los ánimos y la moral por las nubes victoria por 2-0 ante Athletic en casa y después a hacer los deberes ganando el resto de partidos, muy engañosos y que no dejaban de tener su dificultad.

Dos jornadas más y otras dos victorias, hasta el sábado en que el equipo ante los difíciles y nada confiables Zascatronic tenía la oportunidad de hacer Historia. El obejtivo la victoria que nos daría el título, a pesar de que había quien hacía cuentas con el empate.
Ya lo dijo el entrenador Marsá: "Los campeones son los que ganan".

Y así salió el equipo, concentrado, determinado y consciente de la dificultad del rival, pero apostando claramente por ir a por la victoria con una 2-5-3 echando toda la carne en el asador y asumiendo los posibles riesgos.
Dominando totalmente el centro del campo en el minuto 18 llegó la primera ocasión que el solvente Gomila materializó con esa seguridad que está mostrando este final de temporada y que le está convirtiendo en pieza esencial. Apenas 11 minutos después, una magnífica falta de estrategia, obra del Míster y del genial especialista Sven Danielsson, daba a Horacio Parra la oportunidad de poner el 2-0.

A partir de ahí el equipo se destapó y fue el capitán Molins el que lo intentó en varias ocasiones sin suerte.

En la segunda parte la reacción del equipo rival obligó al Míster a volcar al equipo en el dominio del balón y salvo una elegante falta sacada por el "cazador polar" Danielsson que se estrellaba en la cruceta y algún intento más, casi no se buscó la anotación. No obstante de nuevo el equipo llegó a crear hasta 8 ocasiones en un partido más difícil de lo que pueda parecer.

Con el pitido final y el resultado de 2-0 la alegría y la emoción se desataron desde el campo, hasta la grada, el palco y hasta los aledaños del Coliseum atestados de aficionados que no pudieron acceder por falta de sitio pero que siguieron el partido a través de las radios y la pantalla gigante.

El Equipo, al fin, era campeón de VI.



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