domingo, 3 de junio de 2018

Hansjoachim Neufuss: el disciplinado alemán.

 
Neufuss fue el único refuerzo que llegó al equipo en la temporada 50, la tercera de Marsá como entrenador el solitario, en Vi división. Fue un refuerzo puntual en la defensa entre las épicas de los Lupashko y Belankov, ya consolidados, y la posterior llegada de los Engler, Chaturvedi y el portero Hajiabadi, y venía a poner un parche en esa línea en un equipo que, por entonces, estaba en constante refuerzo en el mediocampo y cuyas miras tras el ascenso desde VII y dos segundos puestos consecutivos en VI apuntaban hacia lo que dos temporadas después fue el salto a V. Por entonces el Equipo basaba todo su potencial en el dominio del balón y el ataque, pero ya se entreveía que para aspirar a los futuros compromisos era imprescindible reforzar la portería y la defensa.
 
El precio de su fichaje en los 587.000 es, seguramente, el importe más alto por un defensa a excepción de los especialistas Kosinski o Van-der Lijn.
 
El jugador alemán tenía una notable experiencia y se convirtió de inmediato en el referente de la zaga. 
Destacaba por ser un defensor con gran anticipación, lo que completaba con su habilidad para tocar el balón en las salidas y hasta para estar entre los lanzadores a balón parado. Esta habilidad le llevó a conseguir un hattrick, con dos penalties, en la temporada 51 y a anotar el gol 1400 del Equipo en Liga.
 
Tipo agradable en el vestuario y sobre todo muy correcto en el campo, fue ejemplo para muchos chavales de la cantera, en lo que el bueno de Odilón Eza, el entrenador de DaniFalkis llama “el modelo Falkis”. Su seriedad y compromiso con los entrenamientos le ha permitido ser, hasta una edad muy avanzada, una pieza importante en el Equipo y con una única lesión a lo largo de estas 16 temporadas.

A pesar de la insistencia del Club para incorporarle al staff técnico, el jugador ha preferido retirarse a Fürstenfeldbruck cerca del aeródromo donde poder seguir practicando con sus avionetas monoplazas, su auténtica pasión heredada de su abuelo materno, conocido como el “aviador fantasma”, auténtica estrella de la IIGM, y cuyo nombre le puso Mamá Marseille...


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