viernes, 15 de mayo de 2020

Sorpresas... te “dan la vida”.


Tras arañar un punto en el feudo del rival histórico, quedaba un último escollo, en casa, en el Coliseo, con nuestra afición, con su fuerza.
 
Pero... de veinte veces que juegues el partido: ganarías 14, empatarías 3 (el empate te favorece y te acerca al título) y perderías, sólo tres. Y esta, es una de ellas...
 
Lo demás ya lo contó el relator, desde el otro lado.
 
Y con el partido se pierden los tres puntos y el liderazgo. Y el título. Te quedas 3 spuntos por detrás a falta de dos partidos. Te tienen pilaldo. La única esperanza, el enfretamiento entre el lider y el tercero en la últioma jornada en casa de este último. Tu rival histórico. El que te quitó el título a falta de 5 segundos...
 
Es como un sueño de vida, una ilusión, una quimera... cosa de los hados...
 
Pero tienes que seguir adelente y toca partido. Viajas al feudo de uno de los equipos de cola, ya descendido. Y vas... y el entrenador grita y pone la profesionalidad por delante del desánimo. Y el Capitán empuja. Y los veteranos ayudan y los jóvenes asumen la responsabldiad y el Equipo sale al campo y brilla y juega como nunca y golea. No por esperado, menos mérito.
 
Y vuelves a casa contento por haber cumplido. Pero con la nube del segundo puesto en la cabeza. Aún.
 
Y en el camino llegan las noticias. La sorpesa. El estupor. La alegría incontenida. Vuelve la ilusión.
 
El líder ha tropezado en su salida. ¡Y ha salido goleado!. ¿Pagando el esfuerzo?. ¿Sorprendido relajado?. ¿De dónde sale esa bestia vengadora?. ¿Cuándo ese rival ha dominado así?. Y es tu rival para el último partido...
 
Lo único que sabes es que eres Líder. De nuevo. Y dependes sólo de tí. En el último partido. En tu castillo. En el Coliseo. En tu casa. Con tu afición. Con su fuerza.
 
Un partido a un paso de un sueño.


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